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Es tarde y empieza a anochecer. Primer día en Venecia, después de que el tren de las nueve y media nos dejara en la estación, cogimos el vaporetto de las diez, y aquí estamos, en la plaza de san marco... con dos mochilas, caminando, viendo como vuelan las palomas, sin rumbo fijo, va desapareciendo, se meten por las ventanas de la catedral y lentamente solo quedamos Marlena y yo.
Solía escuchar que esto estaba siempre repleto de gente, pero ciertamente no hay ni un solo paso, ni un solo suspiro, ni una sola persona con quien cruzar una mirada.
Continuamos caminando, en las escaleras de la catedral, un viejo anciano, con apariencia muy débil y fría, nos observaba. Yo me había fijado en el ya que era la única persona que había por allí.
Marlena parecía no haberlo visto. Ella estaba extraña, sentía que me ignoraba... No habíamos hablado en todo este rato, supuse, que seguiría enfadada conmigo por no haberle hecho caso en no tomar los somníferos durante el viaje en tren. Ella aseguraba que no eran buenos, y claro ella era la medico, la que sabia de ese tema y me discutía todo respecto a ese tema.. como muchas veces, yo, me los tome porque me costaba dormir con el traqueteo del tren.
Marlena era muy orgullosa, y cuando no le hacia caso se enfadaba mucho, aunque conociéndola se le pasaría en un par de días.
Yo por si acaso, no le hable, porque, conociendo sus cambios de humor, me podría tratar muy mal. Asi que esta vez, la deje con su enfado, ya al día siguiente en el desayuno, si no se le había pasado, hablaría con ella.
Yo cansada de caminar sin rumbo, y aburrida de no haber cruzado una mínima palabra con nadie desde que habíamos llegado, me diriji al anciano, para preguntarle donde estaba toda la gente.
El anciano, sorprendido me miro de arriba abajo, y contesto suavemente, “ esta noche habrá tormenta.”
Marlena ni siquiera me espero mientras yo hablaba con el anciano, ella seguía caminando rumbo al hotel, ya que no había nada que hacer por allí fuera, yo la seguí desde lejos.
Cuando al fin llegue al hotel, entre en la habitación que habíamos alquilado para estos días, una habitación amplia, decorada con muebles antiguos, dos camas con dosel, sabanas blancas con un fresco aroma a lavanda, cuadros antiguos el las paredes, un alfeizar bajo la ventana, y un pequeño secreter junto a la puerta.
Marlena, ya estaba dormida, había sido un día largo y estaba cansada. Necesitaba descansar, y seguramente mañana seria un mejor día para las dos.
Yo me puse mi camisón de lino blanco, y me acosté en la cama. Cuando un suave “Plop,Plop” empezó a golpear la ventana. Gotas de lluvia iban cayendo por el cristal, la luz de la luna llena alumbraba la habitación y no me dejaba dormir, aunque Marlena parecía ni inmutarse.
Yo me levante de la cama, y me senté en el alfeizar a observar como la lluvia empañaba el cristal. Cuando ya no podía ver nada atraes de la ventana ya que estaba totalmente empañada, seque el vapor que había, la lluvia cada vez era mas intensa. Cuando derrepente, divise una mirada al otro lado de la ventana. Una mirada profunda, de ojos verdes, una mirada penetrante, diferente, pero a la vez me resultaba muy familiar. Un instinto me llevó a salir corriendo, atravesé la recepción del hotel descalza y en camisón, sin importarme nada. Y cuando salí a la calle, allí estaba él. Sentado en la orilla de el “Gran Canal” Mi cuerpo cubierto únicamente por ese fino camisón se iba empapando gota a gota. Él se giro derrepente... Yo me sobresalte, no podía ser real, tenia que ser un sueño.
Se acerco a mi y exclamo dulcemente: -llevaba tanto tiempo esperando este momento... Creía que nunca llegaría el día.
-David? Pregunte con un hilo de voz,-no habías muerto aquella lluviosa tarde de abril?
El se acerco a mi por detrás me colocó su cazadora sobre mis hombros, y simplemente dijo:
-estarás cansada, volvamos a casa, y ahora si, estemos juntos para siempre.
Me acaricio la cara dulcemente, y me besó. Un beso fresco, libre, diferente a cualquier otro, leve, como un suspiro de viento en medio de la tormenta.
Fue entonces, cuando me di cuenta que yo también había muerto.
( Me encanta este cuento que ha escrito Maia , es muy bonito , me gusta mucho su blog y os lo aconsejo)